Hace treinta años, cuando fue fundado este trascendental teatro, nadie se imaginaria una banda de rock tocando en una de las más importantes salas de teatro, la Ríos Reyna. Eran las 8:30pm, y los asistentes ya expresaban su impaciencia y ansiedad con aplausos para el show comenzara. Las luces amarillas empezaban a oscurecerse, el sonido interno de la sala anunciaba mantener apagados y guardados teléfonos celulares y cámaras, esto significa una sola cosa, la función está por comenzar.
Entrarían en escena los teloneros, Los Colores, una banda naciente de rock venezolano, con trajes no necesariamente de colores, sino de blanco del cuello a los pies, que a pesar de que la mayoría del público no conocía sus temas, supieron cómo dar un abre bocas del concierto. Unos 20 minutos después, subirían a la escena Americania, otra banda prometedora del rock venezolano.
El reloj marcaba las 9:14pm, Americania termina de entonar su última canción en escena, las luces se apagan y el escenario empieza a girar. Llego el momento de la noche, entra al show La Vida Boheme, Henry (vocalista), Daniel (guitarra), Sebastián (batería) y Rafael (bajo) aparecieron con liquiliqui negro, que fue uno de sus principales cambios, vestimenta de los llanos venezolanos, combinados con rock venezolano, esta vez dejaron atrás las camisas blancas con pinturas.
El primer tema que sonaría, Cementerio del Este, el público estallaba en gritos y aplausos. Seguirían éxitos de su segundo trabajo discográfico como Angelitos Negros, La piel del mal, antes era mejor, aún y el tema más coreado de la noche, el futuro funciona. Además, interpretaron temas de su primer disco como El sentimiento a muerto y Flamingo acústica combinado con su acostumbrado rock que hizo que el público siguiera cada palabra de la canción.
Eran alrededor de las 10:30pm, el tiempo pasaba muy rápido y el ambiente en la Sala era cada vez mejor. Henry, el vocalista, se despide del publico dándole las gracias a todos los que hicieron posible el concierto, exclamando “Buenas noches damas y caballeros”, por un momento quedo un sabor de boca de ambición, se quería más de la Vida Boheme. No pasaron más de cinco segundos para que el público coreara “Otra otra otra” y así fue, los cuatro de liquiliqui salieron a complacer a los asistentes, duraron en escena unos 20 minutos más con su tema “El mito de progreso” y de su antiguo trabajo discográfico como “Calle Barcelona” “Radio Capital” y su temazo “Nicaragua”.
El reloj marcaba las 11 de la noche en punto, el mágico show de La Vida Boheme en el mítico Teresa Carreño, Sala Ríos Reyna había llegado a su fin, no sin dejar claro que no importa en qué clase de escenario se presente esta prometedora banda venezolana, la interacción con el público, los detalles de sonido y la organización, fueron puntos a favor de esa grandiosa noche.
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