El Principito: 10 años después



          El pasado 7 de abril “El Principito” apagó 70 velitas de su torta de cumpleaños. Eso me hizo recordar, que hace aproximadamente 10 años lo leí por primera vez en un ejemplar de “Biblioteca familiar”. Hoy, 9 de abril, lo primero que hice fue buscar ese ejemplar que ya no es de color blanco si no amarillento, con hojas desgastadas y manchado por el tiempo y leerlo nuevamente y para mi sorpresa, recordé nuevamente todos y cada uno de los dibujos, de las frases y de los viajes que el principito hizo y que Antoine De Saint-Exupéry nos narró con aquella sutileza, que es capaz de ablandar hasta el adulto mas brabucón, y poner a soñar –aún más- a cualquier niño.


No hace falta escribir mil líneas de glorias sobre un libro, al fin y al cabo es más importante lo que aprendemos de él que lo que decimos sobre él. Pero cuando empiezas a crecer y ya sea por la sociedad en la que vivimos, por las diferentes situaciones que nos pone la vida o equis cuestión, que nos empezamos a olvidar de cómo ser niños, perdemos esa inocencia, esa facilidad de cómo resolver problemas y hasta de hacer preguntas que quizás sean tontas, pero esconden muchísimas cuestiones más que quizás te sorprenderán de igual manera tengas la edad que tengas.



         El libro guarda muchas frases, escondidas tras los planetas y personajes que el Principito recorrió, pero mi favorita sin duda alguna es cuando él está teniendo una conversación con su flor antes de abandonar su plantea y le dice “es precio que soporte dos o tres orugas si quiero conocer las mariposas”. Cada quien interpreta las situaciones de la manera en que la mire, pero fue una de mis partes favoritas porque me traslado a que él hablaba con su novia, con su mujer, a la cual no quería abandonar porque era tan indefensa, que podía terminar herida.

Los adultos son los primeros –y no digo somos porque todavía no lo soy- que deberían releer El Principito. Rompen la rutina del trabajo, del hogar, del dinero y de la sociedad actual para recordarse nuevamente de cómo es ser niño, como imaginarte tus deseos y sueños en cada estrella que brilla, así como el Principito, y creer que puedes lograrlo.

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